Florence Delay: la autora que analizó la relación entre los vestidos barrocos españoles y la alta costura

https://image.over-blog.com/lzEvD9yGSoP0Q-vOVgmX4cummKk=/filters:no_upscale()/image099503820250703ob_70d98d_grand-prix-du-roman-117a.jpg

El 1 de julio de 2025, el mundo de la literatura y el cine perdió a Florence Delay, una escritora de renombre y una figura que, aunque más conocida por su carrera cinematográfica, dejó un legado literario profundo. A lo largo de su vida, Delay desarrolló una conexión especial con España, un país que no solo tradujo sino que también comprendió desde una mirada única a través de su labor como traductora y estudiosa de autores como Calderón de la Barca y Lope de Vega. Sin embargo, fue su análisis sobre el arte y la moda, particularmente su obra Alta costura (Acantilado, 2019), lo que permitió a Delay ser reconocida por un enfoque innovador y fascinante en el estudio de la vestimenta en la pintura barroca española, fusionando arte, historia y moda en una obra de excepcional profundidad.

En Alta costura, Delay no solo detalla la historia y la evolución de los vestidos representados en la pintura española, sino que también explora cómo estos elementos se entrelazan con la alta costura moderna, conectando el arte con el diseño de moda de figuras tan influyentes como Cristóbal Balenciaga. Su trabajo ofrece una visión que va más allá de la superficialidad de la vestimenta, adentrándose en los aspectos culturales y estéticos de los trajes representados en las pinturas de Francisco de Zurbarán, uno de los más destacados pintores del Siglo de Oro español.

Una muestra de moda de lujo en la obra de Zurbarán

En las páginas iniciales de Alta costura, Florence Delay nos sumerge en un entorno visual y sensorial, donde las santas pintadas por Zurbarán no son meras figuras religiosas, sino que desfilan como modelos con atuendos sofisticados. En su estudio, la escritora comenta cómo las jóvenes santas del Barroco sevillano, plasmadas por Zurbarán, se transforman en auténticos íconos de alta costura. La narración de los ropajes, con detalles como dalmáticas con bordados, chales sujetos por joyas en los hombros, y mangas voluminosas, se convierte en una analogía del esplendor y la magnificencia que las telas evocan en la obra pictórica.

Estos componentes no solo representan la espiritualidad o el sufrimiento de las mártires, sino también la hermosura y la opulencia de la tradición textil de la época. El manto de la santa no es simplemente un complemento, sino una manifestación de la destreza artesanal y de la armonía estética de los atuendos, que logran ir más allá de su simbolismo religioso y adoptar una sensualidad moderada. En este estudio, Delay demuestra cómo el atuendo de las figuras religiosas en el arte barroco puede ser tan sugestivo como cualquier pasarela de moda contemporánea, fusionando la historia, la moda y la espiritualidad.

El cruce entre la tradición y la contemporaneidad en la moda

Florence Delay no solo explora la pintura del período del Siglo de Oro, sino que también establece vínculos con la moda actual. En la parte final de Alta costura, el nombre de Cristóbal Balenciaga se menciona como un cierre simbólico del trabajo, conectando el patrimonio de la moda clásica con el concepto contemporáneo de alta costura. Para Delay, la relación entre los atuendos de Zurbarán y la creación de Balenciaga no es simplemente una coincidencia visual, sino una prueba de cómo la moda siempre ha estado estrechamente ligada al arte y la cultura.

En su propia reflexión, Balenciaga dijo que un buen modisto debe ser arquitecto, escultor, pintor y filósofo, lo cual resume perfectamente la labor de Florence Delay al analizar la moda en el arte. Ella también agregó la importancia de los tejidos, la delicadeza de las telas y el significado que tiene un vestido más allá de su simple forma. Al igual que los trajes de las santas en los lienzos de Zurbarán, los vestidos de Balenciaga o los de otros grandes diseñadores de la alta costura no son solo ropas; son representaciones visuales de la vida, el estatus y la emoción humana.

Delay se dedica a desentrañar cómo los vestidos de los siglos pasados, con sus pliegues y adornos, llevan consigo historias que van más allá de la religión, tocando temas como la belleza, la sensualidad y la elegancia que trascienden las épocas. En este sentido, su trabajo no solo celebra la vestimenta, sino también el poder transformador que la moda tiene sobre quienes la portan.

La reivindicación del estilo femenino del siglo XVII

Un elemento fundamental en la obra de Delay es la reivindicación de la figura femenina estilística del siglo XVII, desafiando las percepciones románticas que frecuentemente se asocian a las mujeres de esa era. Para la autora, las mujeres en la pintura barroca no son meramente figuras pasivas o víctimas de su destino, sino mujeres con carácter y presencia, cuyos atuendos no solo las embellecen, sino que además refuerzan su poder y simbolizan su influencia. En sus estudios, Delay enfatiza cómo Zurbarán, en lugar de esconder a sus modelos detrás de las telas, las adorna de tal manera que el vestuario se convierte en una extensión de su identidad y poder.

Esta aproximación se aleja de la visión idealizada de las mujeres en la pintura clásica, revelando el contraste entre la delicadeza y la fuerza presentes en los trajes. En lugar de esconderse detrás de ellos, los vestidos se convierten en una forma de afirmación de la presencia femenina, al igual que ocurre con los diseños de Balenciaga, que han sabido mezclar la elegancia con la autoridad del diseño.

Un pensamiento acerca de la moda como una forma de arte

El legado de Florence Delay pone de manifiesto cómo la moda, más allá de su apariencia externa, se transforma en una expresión rica de la cultura, historia e identidad. Al vincular el arte barroco con la moda más actual, Delay nos anima a percibir la ropa no solo como algo que cubre el cuerpo, sino como una potente forma de transmitir visualmente. Alta costura no solo rinde tributo a la moda, sino que además inicia una conversación entre lo antiguo y lo actual, demostrando cómo los diseñadores actuales, como Balenciaga, siguen desarrollando sobre los cimientos que artistas como Zurbarán establecieron hace siglos.

Por Alejandro José Varela

Relacionados